Mi corazón palpitaba, con el compas del tic tac del reloj a media noche, en medio de un profundo silencio.
La luna en todo su esplendor adornaba el cielo oscuro y las estrellas titilaban mientras los arboles bailaban al ritmo del viento.
Era una noche bella, como muchas otras, sin embargo había algo en el fondo de mi conciencia que señalaba a ésta como diferente.
A cada pequeño ruido nocturno se aceleraba mi pulso y las gotas de sudor caían Intempestivamente en las sabanas de mi cama.
Mi cuerpo hormigueaba enérgicamente, me movía de un lado al otro sin concebir el sueño.
Intente convencerme en más de una ocasión, que todo este embrollo de sensaciones extrañas era sólo producto de mi imaginación y nada más, pero era inevitable, cada vez más sentía como el miedo recorría mis venas hasta el último rincón de mi cuerpo. Sin motivo aparente.
Podía sentir a alguien que me observaba, desde el otro lado de la ventana tal vez, o desde alguna rama del árbol, que estaba en el jardín, o desde lo más profundo del inframundo.
En un intento desesperado por deshacerme del miedo cerré los ojos fuertemente, esperando que, al abrirlos tenga frente a mi un hermoso día con un sol imponente que dieran testimonio que el infortunio de la noche anterior solo fue una fantasía; pero no fue así, apenas cerré los ojos, aquellos ruidos que anteriormente aparentaban ser los típicos sonidos de las noches ,se incrementaron hasta atormentarme.
Podía escuchar como colisionaban los que parecía ser sillas, el crujir de los platos al caer al piso, cadenas que se arrastraban intempestivamente............Pero pude distinguir entre el atropellado grupo de ruidos, un lamento exageradamente doloroso de una mujer que me desconcertó aun mas.
Estaba ya al punto de la histeria, me repetía una y otra vez para mi mismo "ya pasara" hasta que, cuando creí que no resistiría mas, todo se calmo de repente y la habitación se sumergió en un profundo y tranquilizante silencio.
Abrí los ojos, buscando una respuesta a estos sucesos. Dudé por un momento de mi cordura y pensé que mi imaginación me había jugado una mala pasada.
Me senté en la orilla de la cama. Pude percibir entonces, para mi sorpresa, que aquellos ruidos no habían cesado del todo. El quejido doloroso de una mujer se había convertido en un dulce y triste melodía, muy agradable, que estaba acompañado de un suave tintinar de campanas. Era bella, pero por más que me esforzaba, no podía entender ni una sola palabra.
Estaba aun desconcertado, pero un inesperado impulso de valor broto de lo más profundo de mí ser y decidí ir en busca de la fuente de donde manaba aquella extraña canción.
Caminé hasta las escaleras, decidido, pero a paso lento, pues mis nervios no me permitían ir más de prisa.
Me pare frente a las escaleras y vacile por un instante en bajarlas. El gato de la casa estaba justo a bajo de ellas, mirándome fijamente desde su lugar, como si me esperara. Su forma de observarme era perturbante, sus ojos se clavaron en los míos de tal forma que sentí un mareo, y tal vez hubiera caído si no fuera por que cerré los ojos para desconectarme de su mirada.
Me llene de valor una vez más y baje los escalones uno por uno, hasta llegar al final de la escalera. Pude sentir que una fría ráfaga de aire pasaba por mis pies a tal punto que mi piel se crespo. Poco a Poco esa melodía comenzaba a atormentar mi mente.
Antes que pudiera reaccionar el felino empezó a dar vueltas a mi alrededor inquietamente, como si estuviera poseso, lo aparte con los pies mirándolo casi aterrado, solo entonces cobro la serenidad que caracterizan a estos animales. Decidí asomarme a la cocina, el gato me siguió como si fuera mi fiel sombra. Todo estaba tranquilo y en su lugar.
NO había más que oscuridad allí. Empezaba a pensar que aquella melodía provenía de algún transistor de la casa contigua. Pero luego pude percatarme de que provenía del otro lado de la casa.
Di Me día Vuelta, el gato apenas se percibió a donde me dirigía se adelanto y desapareció entre las sombras. Camine hasta llegar a un pasillo en donde había puertas de lado y lado. Aquella melodía se escuchaba con más fuerza ahora.
Miré vacilante cada una de las puertas, sin saber cual de ellas abrir primero. No sabía exactamente lo que me esperaba detrás de todas ellas.
Camine de frente, dejando a tras cada una de las puertas, hasta llegar al final del pasillo.
Vi con cierta sorpresa como gato estaba acostado al frente de una de ellas, de la última para ser exactos, se relamía y ronroneaba tranquilamente.
Elegí esa puerta de entre las otras para abrirla. Cuando tome la perilla de la puerta sentí nuevamente como la ráfaga de aire, gélida ahora, pasaba por mis pies, pero no vacilé, abrí entonces la cerradura que pertenecía a una habitación que no se ocupaba desde hace años, había servido como cuarto de la servidumbre y estaba lleno de cosas viejas ahora...
Apenas abrí la puerta la melodía empezó a escucharse en tono más fuerte, en el mismo nivel del tono de una conversación matutina.
Inspeccioné la habitación pero no encontré más que telas de araña y cosas sucias. Nada fuera de lo normal. Pero la Melodía seguía sonando. Entonces pude reconocerla, sabia que la había escuchado anteriormente, pero no podía recordar con exactitud donde ni cuando.
Sin perder más tiempo, di por última vez una inspección rápida con la mirada a la habitación, pensando en salir cuanto antes, Empezaba a turbarme el origen de la melodía, tal vez ya no quería descubrirlo. Solo quería q los rayos del sol se asomasen otra vez.
Llamo mi atención de pronto un cofre muy solitario, en un rincón de la habitación, algo extraño, por lo que, olvidando todos mis temores, me acerqué a el y lo abrí.
En cuanto toque la cerradura de aquel cofre la melodía dejo de sonar y pude sentir como descasaba mi alma de aquel tormento.
NO había nada adentro, más que una vieja carta, que no había sido abierta todavía.
LA abrí pero no pude leer su contenido así que decidí guardarla en un bolsillo de la pijama.
La soledad de la noche me indicaba que debía regresar a mi dulce lecho, y el aire frio me exigía abrigo inmediato.
Me di la media vuelta para poder salir por la puerta pero...........de pronto una extraña figura estaba parada justo a un paso de distancia mía.
No puedo describir lo que sentí al verla, pero lo resumiré en una sola palabra. Estaba estático, como si todos y cada uno de mis músculos hubieran dejado de funcionar apenas la vi. Los latidos de mi corazón estaban a punto de extinguirse, y un hormigueo profundamente doloroso recorría mis huesos.
NO puedo decir con precisión cuando tiempo estuve en ese estado, mis ojos quedaron fijos a los dos hoyos que alguna vez fueron los suyos.
Hasta tal punto que sentí desmayar, pero no se donde saque valentía y di un profundo suspiro que me saco de mi letargo.
Ella parecía no respirar, no podía percibir movimiento alguno de parte de ella.
Empecé a examinarla rápidamente, tratando de no estremecerme.
Su larga cabellera de color azabache: descuidada y sucia relucía de manera sobre natural bajo la escasa luz de medianoche. Llevaba un largo vestido de vuelo y encaje; era en su totalidad de un blanco q ha perdió su pureza.
Estaba descalza y podía observar como los huesos se salían de la carne carcomida.
Pero ninguno de estos macabros detalles llamo mas mi atención que su rostro, desfigurado y de un tono marrón-purpura. A pesar de lo maltratada que estaba, podía recordar haber visto ese rostro antes, por más que pensaba y trataba no podía recordar donde la había visto antes. Cuando aun estaba viva.
Estas observaciones no duraron más que unos segundos y fueron interrumpidas por unas suaves y profundas palabras, que sonaban al tintinar de una campanilla que provenían de aquellos labios rescrebrajados.
-Mi dulce Antonio.
NO se como no pude sorprenderme al escuchar mi nombre salir de aquella figura, fue tal ves por que toda mi adrenalina se había liberado ya. Al contrario, sentí una innecesaria serenidad al escucharlo, así podía asegurar mi teoría de que la había visto antes.
-Antonio, -volvió a decir después de una pausa- he esperado tanto tiempo -no sabes cuanto sufro haya, el calor es insoportable y la soledad devastante, solo tu recuerdo, solo la sed de tu amor infinito me hizo resistir.
Como magia, el nombre de aquella persona broto de lo más profundo de mí ser:
- ¡Alicia!
Aquel cadáver que estaba increíblemente parado frente a mí, era lo que quedaba de una muy bella mujer, que había estado al servicio de mi familia por años, y que una tuberculosis le había quitado el soplo de vida. La melodía que había dejado de escuchar hace algunos instantes era una canción que siempre cantaba en sus horas de descanso, cuando su corazón aun palpitaba.
-Si, amor mío, Todo ha sido horrible desde que me marche, no quise irme, pero mi tiempo había llegado, me quedare contigo amor, junto a tu sombra, cerca de los latido de tu corazón.
Podía comprender su actitud, ella había vivido enamorada de mí, aunque nunca pudo decírmelo, lo sabía por los rumores de las demás damas de la servidumbre que trabajaban en aquella época.
NO sabia con exactitud lo que estaba aconteciendo frente a mi ojos, rogaba que solo fuera un sueño, fruto de una mala noche, pero una parte de mi consiente me decía que no era mas que la realidad de su mas pura esencia.
-Quiero quedarme contigo.- dijo después de lo que me pareció un suspiro.
-Alicia, es ya mucho tu sufrimiento, pero este mundo ya no te pertenece, este es el mundo de los que aun respiramos, de los que tenemos alma, de los que por sus venas corre sangre. Tú ya haz vivido pero has tenido la desdicha de abandonar esta realidad.
-Antonio, es que ¿a caso no comprendes lo que te tenido q pasar para poder verte otra vez?, es que no te fueron suficientes mis palabras que me ligan a ti?. Es que ¿a caso no recibiste mi carta, en donde te declaraba mi amor más puro y te prometía no dejarte más? .......Pero, tus palabras no carecen de razón, por mas que quiera quedarme a tu lado, estoy ligada a sufrir por una eternidad en el averno.....pero querido, jamás te voy a abandonar, buscare las noches frías y húmedas, noches de luna nueva y de estrellas brillantes; noches de profunda oscuridad; En noches como esta, sentirás a medianoche que te besare el rostro, como recordatorio del pacto que tengo.
- Se que no es fácil existir, si es que lo haces, en lo mas profundo de la tierra, pero espérame, he de llegar tarde o temprano a tu lado, y estaremos juntos, en el sufrimiento eterno, pero nos tendremos el uno al otro- Estas palabras brotaron inconscientemente de mi y firmaron un pacto q me uniría a aquella creatura por la eternidad.
- Hasta entonces, mi querido Antonio, solo hasta entonces conoceré la serenidad, a tu lado.
Después de estas palabras, los recuerdos de aquella noche se borraron; a la mañana siguiente desperté como en cualquier otro día e imagine que era todo el producto de mi subconsciente en plena noche. Pero supe que había sucedió de verdad, al llevar la mano al bolsillo y encontrar una vieja carta.
Desde ese día, y cada noche de oscuridad infinita y de humedad gélida, a media noche, los labios de aquella mujer rosan mis suaves mejillas, y parecen susurrar algo.......desde las entrañas de la tierra.