Sin lugar a dudas ella era, mas que nadie, la envidia de las jovencitas que estudiaban en ese colegio.
Ella lo sabía, es por eso que caminaba siempre con la frente en alto, despampánate frente de cualquier hombre, se deleitaba enamorándolos, para luego dejarlos como cualquier trapo usado.
Ella sabía que su voz era seductora y engañosa.
Siempre conseguía lo que quería, era imparable, se sentía a gusto al rededor de las miradas que se clavan en ella todos los días.
Amaba dejar los corazones rotos por pedazos de los hombres.
Y sabia también que un niño, de tercero de secundaria, el cual se llamaba Anthony, estaba (como muchos otros mas) perdidamente enamorado de ella. Le había visto todos los días parado junto al los lavados, esperando a que ella pasara, gloriosamente, por su lado.
Había algo en el que la atraía, seria tal vez su inocencia, o tal vez ese perfil de perdedor, de aquel chico que pasa desapercibido ante los ojos de cualquier mujer.
Encontraba en el algo diferente a todos los demás chicos, y sentía necesidad de saber lo que era.
Anthony estaba enamorado el Marie, desde que este tenia uno de razón, era la única chica en la que había puesto los ojos. Jamás había tenido novia, pero no era por tener un rostro desagradable, al contrario, tenia un adorable rostro, como el de un niño pequeño: sino mas bien su excesiva timidez, la cual le impedía acercarse a las mujeres, y en muchas ocasiones, se alejaba de ellas.
El veía en Marie, a una chica perfecta, le gustaba disfrutar de su perfume agradablemente dulce, cuando pasaba a su lado todas las mañanas, ignorándolo por completo.
Marie lo quería para si, pero no precisamente como a un chico con el que le gustara pasear de la mano ante toda la escuela, sino más bien como un llaverito de colección que va a donde ella lo lleva, sin opinión ni voluntad.
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Llevan ya mas de un mes como novios, aunque casi nunca se veían, pues Marie trataba en lo posible de no exhibirse con el. Ahora, cuando pasaba junto a Anthony, cerca de los lavados, le dedicaba una radiante sonrisa o un corto saludo y nada más. Pero para el era suficiente, siempre había deseado que ella siquiera lo mirara, y ahora tenia un poco mas que eso.
Solo salían o los martes o los jueves, nunca los dos días por semana, o cuando Marie quería un favor o que le ayudara en las tareas.
Y Anthony estaba feliz, feliz por tenerla a ella, feliz por que podía besarla, que lo mirara.........para el ahora todo tenia un color diferente, las calles estaban repletas de flores con el aroma de Marie.
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Era jueves y Habían quedado en verse a las 4, a tras de la biblioteca, como tantas veces, era un lugar casi escondido, pero agradable, teína una bonita vista hacia el rio, las bancas gozaban de la sombra de los arboles, casi perfecto.
Pero Marie no llegaba, era ya las 5 y aun no parecencia.
Anthony, preocupado, fue en busca de su amada, pero no tuvo que buscar mucho.........Camino unas cuantas calles hasta aquel callejón en donde Marie solía reunirse con sus amigas a conversar.............Ella estaba allí, pero no estaba sola. Besaba apasionadamente a un chico mas alto que él, de hermosos cabellos dorados, mejor vestido que él, mas apuesto que él, y tal ves, mucho mejor que él.
La ira Hincho su pecho de tal modo que sentía que se desbordaba.
"Era obvio-pensó- como pudo ser tan tonto, como pudo creer que una chica como Marie se fijara en alguien como lo era el, como no se dio cuenta que solo se estaba aprovechando de el. Porque, pudiendo escoger entre los chicos mas guapos de la ciudad, precisamente se enamoraría de el."
Se dio media vuelta, sin interrumpir aquella escena tan delirante.
Se marcho sin que los dos chicos del callejón siquiera notaran su presencia.
Camino hasta su casa, llego con los ojos hinchados y rojos por haber contenido las lágrimas de durante el trayecto.
Entro en su habitación haciendo un esfuerzo inmenso para no desplomarse hasta que se desvaneció en su cama.
La casa estaba vacía, así que grito todo lo que pudo. De sus ojos caían gotas de ira y rabia, rabia por haber sido tan tonto, por haber caído en el encanto de aquella mujer.
Al día siguiente, con los ojos hinchados aun, por el llanto y la desvelada, ya no tenia fuerzas para pararse, ni mucho menos para asistir a la escuela. Pero lo hizo, solo para ver como de los labios de Marie se destilaba la burla y la mentira.
Espero al lado de los lavaderos una vez mas, y como otras tantas veces, Marie paso y le dedico una sonrisa cautivadora, pero esta vez, el no la dejo que se marchase, la cogió del brazo y sin mirarle a los ojos pregunto: -Donde fuiste ayer?!-
Ella al principio sintió como la sorpresa recorría su cuerpo pero, luego de escuchar sus palabras, la hipocresía invadió su voz.
-Ah sip!....Olvide decírtelo, tenia ensayo de baile con las chicas, pero no te pongas así, pequeño.-Dijo mientras jugueteaba con el delicado cabello de Anthony.
Supongo que el jueves tendrás tiempo para...- no termino de decir la frase cuando Marie lo interrumpió.
Imposible!....resulta que también tengo ensayo.
Esas palabras se sintieron como dolorosas punzadas en el pecho de Anthony, el sabia que no era verdad lo que le decía, sabia que le estaba mintiendo.
Solo atino a dedicarle una sonrisa torcida, aun sin mirarla.
-Bueno bye, pequeño!!!- dijo Marie mientras el le soltaba lentamente el brazo.
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"Me esta mintiendo" Se repetía una y otra vez mientras regresaba a su casa. Se encerró en su cuarto durante el resto del día, hasta el día siguiente.
Su madre toco l puerta de su cuarto 1,2,5, 10 miles de veces hasta que solo recibió una respuesta en forma intempestiva, pero con un toque exacto de dolor, "Déjame en paz" fue lo que oyó de los labios resecos de su hijo. La radio estaba a todo volumen y solo reproducía estrepitosas melodías.
Era jueves, Anthony tampoco fue a la escuela, su madre una vez mas fue a golpearle la puerta y solo recibió la misma respuesta y sonaba el mismo tipo de música que le ponía los pelos de punta.
A las 3:30 de la tarde se abrió la puerta de la habitación de Anthony. El salió, se había rociado aquel perfume que usaba para ocasiones especiales, vestía sus mejores ropas, tenía el cabello revuelto y húmedo; lucía pálido y había en sus ojos una sabana de misterio.
Le pidió prestado el auto a su madre.
Él Espero a que Marie Salga de su casa, ella sin advertir aquel viejo auto color plata, empezó a caminar por la acera.
Fue cauteloso al seguirla, hasta que estuvo cerca de ella, entonces paro el auto a su costado, sin apagarlo.
-Anthony - dijo ella sorprendida, no sabia que podías conducir....oye! por que no haz ido a la escuela, te extraño mucho.
Él, sin prestar atención a lo que ella decía y mantuvo su mirada infinita hacia al frente y dijo con un tono seco, aun sin mírala.
-Sube al auto- y luego la miró al fin y con una sonrisa sombría agregó -Te llevo.
Marie noto que algo diferente había en él, sería el oscuro bajo sus ojos, su excesiva palidez o tal vez su cabello despeinado, algo raro en él.
Pero no le importo y presto poco interés a esos detalles. Pensó que podría ahorrarse la caminata; y si estaba aquel a quien esperaba, entonces le diría una mentira a Anthony sobre quien era, y Anthony se la creería, así como se había creído otras muchas mentiras.
Subió al auto. Estaban a punto de llegar a aquella calle donde se encontraba aquel callejón, cuando el auto cruzo violentamente.
- A donde me levas?- pregunto Marie con un poco de enojo e histeria.
- Es una sorpresa- dijo el mirándola a través del retrovisor, sin expresión en el rostro.
Llegaron a una procesadora de madera abandonada, cerca a un viejo muelle, era de propiedad del padre de Anthony antes de morir.
Toda esa zona había sido deshabitada hace más de 10 años, ya que la humedad se filtraba con gran rapidez por entre las edificaciones.
Marie bajo sorprendida del auto, definitivamente le impresionaba el lugar.
En años de su apogeo, había sido un punto muy concurrido, con una hermosa infraestructura, pero ahora daba un aspecto fantasmal.
Ella camino unos pocos pasos hacia adelante y luego, como si su mente regresara del pasado, que estaba atrapado entre las paredes, a la realidad, se volvió casi inmediatamente hacia Anthony y pregunto con curiosidad y unas fuertes dosis de enfado.
- Por que me has traído a este lugar?-
- A donde ibas en verdad?- Pregunto el con la mirada ida mientras cerraba la puerta del auto.
- Ya lo sabes, al ensayo tontito-
Anthony no dijo ni una palabra, camino hacia adelante hasta llegar frente a ella, solo los separaban 4 pasos.
-El martes, también fuiste al ensayo- dijo el en tono de afirmación.
- Claro que si- respondió ella rodeando los ojos.
- Quién era él- dijo entrecerrando los ojos, empezaba a sentir como la ira recorría sus venas, pero aun se mantenía quieto.
- Oye! de que hablas- pregunto ella - Sabes que te quiero.
Esas palabras resultaron para Anthony como una fuerte bofetada.
- No mientas mas!, yo te vi!!- dijo el casi gritando
- Ella lo miro por unos segundos sin saber que decir, hasta que rompió su corto silencio.
- Pues si, bien, ese chico es en William, es mi novio también.
- Como puedes..
-Mira Anthony, Hablemos claro, yo se que te gusto mucho, y tu también me gustas, pero William me gusta mas, si tu quieres podemos seguir, pero yo voy a romper con William, vamos, no puedes negarte.
Anthony abrió los ojos hasta más no poder, no podía creer lo que estaba escuchando, sintió como la ira y la rabia hizo abalanzarse hacia ella, sujetándole fuertemente del cuello.
- Suéltame Anthony -
-Eres peor de lo que pensé- dijo Anthony con los ojos húmedos
- No, dijo ella mirándolo a los ojos- tu eres peor que yo, perdedor, no eres nadie.
Anthony se dejo poseer por la ira y apretó con una fuerza y furia incontrolables el delicado cuello de Marie.
Ella, al tratar de zafarse se aquella bestia, lo escupió.
Anthony la miro fijamente con los ojos casi fuera de su orbita, la soltó por un momento y cuando ella pensó que la dejaría y se preparo para correr, el , saco un puñal de su bolsillo trasero y le clavo un certero puñal en el corazón.
Marie se desplomo en los brazos de Anthony, que la miraba con repudio. Ella fue perdiendo el sentido, el aire, lentamente, cuando él pensó que ya no podría moverse la dejo caer al suelo, pero ella haciendo un ultimo esfuerzo le propicio una fuerte patada en la parte del ingle, a Anthony lo lleno de una ira única, jamás se había sentido tan fuerte y tan colérico y con los ojos desorbitados y una excitación jamás sentida por el e incrusto nuevamente el puñal de forma frenética, casi posesamente en el cuerpo de Marie una, dos tres, veinte veces sin compasión alguna, gritando histéricamente mientras el puñal se enterraba y salía de la carne de lo que alguna vez fue Marie.
La sangre que salpicaba se confundía en las paredes con la humedad y las gotas de agua.
Parecía que la furia de Anthony jamás acabaría, hasta que por fin se detuvo.
Observo casi con incredulidad lo que había hecho, miro y miro por largo rato el rostro de su amada, ahora sin vida.
Una extraña sonrisa se dibujo en el rostro ensangrentado de Anthony.
Tenia la mirada desafiante, como si fuera capaz de todo después de lo que había hecho, la arrastro hasta que estuvo cerca de una vieja cortadora de madera, con un gran esfuerzo logro levantarla y ponerla sobre la mesa de esta, le quito la ropa, todas estas acciones las hacia ágilmente, como si carecieran de novedad para el, con la misma naturalidad que encendía un auto, con aquel mismo aire de mecanicidad.
La coloco con los pies en dirección a la cortadora y la encendió, al principio, esta empezó a funcional torpemente, pero después cobro rapidez giraba endiabladamente, haciendo un ruido macabro.
Empezó a acercar el cuerpo más y más a la cuchilla hasta que esta corto la pierna derecha de Marie, la sangre que ahora no tenia la misma liquidez de antes, empezó a caer.
Luego de girar un poco el cuerpo, Anthony cortó la otra pierna y luego los brazos, y por ultimo la cabeza.
En aquel lugar reinaba el silencio que parecía aterrorizado por la escena que estaba presenciando, solo el ruido maldito de la cuchilla y los murmullos de las gotas de agua y sangre al caer y podían romper el silencio.
Anthony recogió las partes mutiladas de lo que era Marie entones, fue metiendo una por una en unas bolsas negras que saco de la maletera del auto, una por una, excepto la cabeza, que aun mantenía entero el cabello. La limpio quitándole la sangre y acariciándole suavemente la cabellera, mirándola como si fuera una adorable bebe.
La aparto del resto de las piezas de carne y hueso.
Arrastró Las bolsas que contenía aquellas macabras piezas y las introdujo a la maletera del auto. La cabeza la coloco en el asiento del copiloto.
Empezó a conducir furiosamente, mientras el cielo empezaba a lucir los colores anaranjado y azul celeste que anuncian que un nuevo día comienza.
Paro en el muelle viejo de aquella ciudadela fantasma y tiro las bolsas al agua, luego entro al auto nuevamente.
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Aquella mujer estaba en shock, no podía ni siquiera decir una palabra, estaba horrorizada, al borde de la histeria , solo miraba fijamente aquella figura, que parecía salida de una película de terror.
Era imposible creer que apareciera en el dintel de la puerta de su casa, colgada como un trofeo, la cabeza de su hija que había desparecido la tarde anterior.
Tenía los ojos abiertos y había sido cuidadosamente maquillada, los labios rojos y sombras del mismo color, aunque lucia un color morado palidécete.
El cabello muy bien cepillado y limpio, pero sin brillo.
Al constado de la madre de Marie estaba su esposo, que la mantenía abrazada, por si se desplomara y con los ojos fijos en aquel hallazgo en su puerta.
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Nadie volvió a ver a Anthony de nuevo, lo único que encontraron fue el auto de su madre a unos kilómetros de la cuidad, sin combustible y con manchas de sangre en interior.
Nadie sabe a donde fue, pero todos saben por que lo hizo, aunque nadie quiera aceptarlo.
D-Evan
